Se abren las puertas del Antzoki y entre la inmensa cola de personas que allí se amontonaban, se dejaban oír pecados en voz baja, que daban tono a la primera canción que sonó en la sala.
Un reencuentro de cuadrillas, viejos compañeros de universidad, parejas, y colegas que perseguiamos un mismo objetivo; "dejarnos conquistar por Francis y su banda".

En la puerta de atrás, los cuchicheos ganaban protagonismo a la actuación, con abrazos, besos y demás gestos de cariño nos íbamos contagiando poco a poco del deseo del doctor.
Entre la gente se escuchaban frases de alegría, a alguno incluso se le oía decir; " eramos jóvenes" y en la cara de todas, se podía leer la palabra ilusión en mayúsculas, ¡No era para menos!
Los camareros nos quitaban la sed, mientras el calor iba ganando protagonismo en la sala, y ya una vez hidratado, me fui haciendo hueco entre la gente (que no fue fácil). Cerca de la mesa de sonido, encontré mi sitio perfecto para poder disfrutar del espectacular trabajo de los ingenieros de sonido, que hicieron un curro de diez. Por no hablar de la iluminación, que fue cuidada al milímetro, creando un escenario hermoso y bien recogido. Cientos de horas de esfuerzo, que por supuesto dieron su fruto.

Doctor Deseo Kafe Antzokia una #miradadistinta

 

"El rojo" protagonista de la noche, color del deseo, fuego y pasión, seguía calentando la hermosa sala de Bilbo mientras Francis nos conquistaba casi sin darnos cuenta.
Sonaban temas del nuevo disco, temas frescos, que a pesar de no haberlos escuchado nunca, se dejaban querer, incluso pudiendo tararear algunos estribillos. Canciones recicladas dentro de un repertorio donde se colaban grandes clásicos. Sin duda, uno de ellos fue " corazón de tango". Nos sobró escuchar el primer acorde para emocionarnos y comenzar a entonar uno de los himnos que se podría considerar como parte de "la banda sonora de Bilbao", una canción que la mayoría de nosotras guardamos con llave en algún rincón.

Así, se hizo una larga pausa antes de los bises, haciéndose de rogar unos quince minutos antes de que el el líder de la banda nos sorpendiese desde el segundo piso de la sala con una hermosa canción, mientras era arropado por el público que tenía al lado. Y entre canción y canción llegó uno de los momentos más mágicos de la noche, cuando por una esquina del escenario se podía ver a una Aiora Renteria llena de fuerza y emoción, dispuesta a entregarnos su alma y a la que recibimos con un aplauso que dejó mudo el Kafe Antzokia. Una mujer con valentía que incluso fue capaz de dejar mudo al propio Francis. Sin duda, una auténtica demostración de verdadero talento encima del escenario.

 

El concierto continuó, Incluso llegando a despedirse en un par de ocasiones. Pero nadie quería que aquello acabase... Ni ellos, ni ninguna de nosotras. El público ya no podía contenerse, y cuando tras una espectacular entrada de saxo, se empezaba a escuchar " la chica del batzoki" dos espontáneas, como si de un partido de fútbol se tratara, saltaron al campo y se pusieron a bailar al ritmo de la música, como si todo aquello estuviera ensayado y fuera parte del espectáculo.
Acto seguido, otra mujer valiente, subió al escenario plantandole un beso en los labios a Francis y entre improvisadas actuaciones del público se fueron despidiendo de manera que aquello parecía que definitivamente llegaba a su fin. El guitarrista tampoco pudo contener su emoción mientras soltaba un " Gora Euskadi" antes de despedirse y la banda se recogía entonces hacia el camerino de la sala.
Sin duda, un concierto de diez con un público sobresaliente y una labor técnica excepcional.

 

Gotzon Batikon Etxegarai